Las poblaciones magdalenienses tienen un modo de vida bien diferente del de las sociedades desde el neolítico. Viven de caza, pesca, cosecha y recolectan todo lo que necesitan en el medio ambiente. Siendo nómadas, se establecen de manera temporaria en abrigos naturales, chozas o carpas. Sus vidas están ritmadas por encuentros e intercambios característicos de la existencia de unas sociedades organizadas en densas y amplias redes socioeconómicas.