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El arte mueble se define como un arte cuyo soporte es portátil, reuniendo tanto esculturas y modelajes en arcilla como armas y útiles en materias animales duras (arpones, puntas de azagaya, propulsor, espátulas, alisador, varillas semicilíndricas, bastones perforados), plaquetas en piedra, guijarros y osamenta. Estos soportes son generalmente grabados (raramente pintados) con figuras de formas geométricas y/o figurativas (animales, humanos). La abundancia y la diversidad del arte mueble magdaleniense (soportes, técnicas, temas, convenciones graficas) juegan un rol crucial en la caracterización de esta cultura.
Los Magdalenienses demostraron una creatividad sin precedentes en la realización de elementes de adorno, recurriendo a nuevos materiales e inventando nuevas formas. A un fondo paleolítico común compuesto de dientes animales y conchas, se añaden perlas y colgantes de diferentes tipos.
Si la etnología entrega indicios con respecto de la función de los adornos (reivindicación de la pertenencia de un individuo a un grupo, manifestación de su rango social y/o de su identidad), su sentido durante el Paleolítico nos es desconocido. Los elementos de colgantes descubiertos en contextos funerarios parecen indicar que tanto los hombres como las mujeres y los niños los llevaban sin diferencia de sexo ni de edad.
El arte mueble y los colgantes atestiguan de la existencia de diferentes grupos culturales regionales. Es así como los contornos recortados y los rodetes perforados caracterizan al Magdaleniense medio pirenaico, mientras que los incisivos de potro grabados constituyen un marcador regional de los grupos del Poitou y de la Charente.