Los sitios decorados paleolíticos son generalmente calificados de “santuarios” porque son percibidos como lugares sacralizados, distintos de aquellos donde fueron practicadas actividades de la vida cuotidiana. No obstante, la diversidad de los contextos arqueológicos asociados permite pensar que no pueden ser limitados a esa única función. En los abrigos, las obras expuestas a la luz del día podían ser contempladas por todos y desempeñaban  diferentes funciones para el grupo, sin excluir la noción de “sagrado” asociada a los “santuarios”.