Las esculturas del Roc-aux-Sorciers y de la Chaire-à-Calvin comparten varias analogías, tanto en su dimensión técnica y temática como formal. Esas similitudes afectan también la dimensión de los grafismos. Las comparaciones homotéticas realizadas sobre los registros 3D de los dos frisos son particularmente reveladoras ya que permiten comparar las formas y los volúmenes de las esculturas calculando las márgenes de diferencia. Ellas revelan la cuasi identidad de los tamaños. Esas similitudes son excepcionales en el arte parietal paleolítico.

¿Fueron hechas esas esculturas por un mismo artista o por diferentes personas? Hasta la fecha, los estudios que han intentado identificar hábitos propios de un artista han llegado a conclusiones contradictorias. La hipótesis que sean manos diferentes tendría a poner en evidencia la existencia de una transmisión de normas iconográficas muy estrictas así como también la poca libertad del artista. En cambio, si los dos frisos alejados el uno del otro por más de 100km fueron esculpidos por una misma persona, cabe preguntarse si la movilidad entre esos dos lugares se organizó de manera colectiva o individual. Una movilidad individual implicaría la existencia de artistas o artesanos especializados e itinerantes, lo que supondría a su vez de la existencia de un estatus social particular para esas personas  así como también de un cierto grado de influencia cultural (¿y económica?) por parte de algunos sitios. Es dable observar que esta hipótesis ya ha sido planteada para algunos sitios de arte mueble magdaleniense.