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Las obras parietales se encuentran en lugares diversos. Por consiguiente, la elección de la ubicación de las obras no ha sido anodina. Expuestas a la vista de todos o visibles únicamente para los iniciados, esas obras atestiguan de la existencia tanto de un arte dirigido hacia la colectividad como de un arte “privado”.
Los Magdalenienses realizaron obras tanto en cuevas como en sitios a cielo abierto. En las cuevas profundas que han sido interpretadas como lugares sagrados, advertimos que son escasos los vestigios ocupacionales. Esas cuevas fueron frecuentadas de manera puntual, a veces durante largos periodos. Aunque las entradas de algunas de esas cuevas son visibles en razón a sus topografías naturales - como los casos de Niaux (Ariège) o en Font-de-Gaume (Dordoña) – cabe señalar que su acceso so es siempre fácil. Asimismo las obras pueden ser ubicadas tanto a proximidad del recorrido principal (siendo en este caso visibles por la gran mayoría de las personas) como en lugares retirados, vale decir en divertículos estrechos o en camarines.
Ahora bien, en los sitios decorados a cielo abierto que son dotados de vestigios ocupacionales vinculados a la vida cuotidiana de los Magdalenienses, las obras se caracterizan por su visibilidad y fácil accesibilidad. Sin embargo, las elecciones gráficas de los artistas no siempre permiten descifrar el conjunto de las representaciones. De hecho, algunas parecen destinadas únicamente a los iniciados.