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- Las sepulturas Magdalenienses
Las sepulturas magdalenienses son escasas. La mayoría de restos humanos atribuidos al Magdaleniense están fragmentados y descubiertos fuera de su contexto sepulcral. Actualmente se han descrito cinco sepulturas: Cap Blanc, Laugerie-Basse, Chancelade en Dordoña, Lafaye en el Tarn y Garonne y Saint-Germain-la-Riviere en Gironde. Todas pertenecen al Magdaleniense medio, hace 18000 a 19000 años.
De las cinco sepulturas, cuatro corresponden a mujeres y una, la de Laugerie-Basse, contiene los restos de un varón. En el abrigo Lafaye, la mujer adulta estaba acompañada por un niño de aproximadamente 3 años de edad.
En este sitio, se desconoce la posición de los cuerpos. En los otros casos, los difuntos fueron inhumados en flexión sobre el lado izquierdo. En Laugerie-Basse, el hombre estaba decorado de cyprea perforadas. En Saint-Germain-la-Rivière, las prendas de la mujer estaban decoradas por conchas variadas y dientes de cérvidos grabados. Los dos cuerpos habían sido abundantemente pintados de color ocre. Los otros individuos no estaban ni pintados con color ocre ni decorados. Cabe precisar que los métodos de excavación utilizados no nos permiten pronunciarnos con respecto de la existencia de un mobiliario funerario, incluso en el caso de Saint-Germain-la-Rivière.
En Sordes, las excavaciones llevadas a cabo por Louis Lartet y Gatien Chaplain-Duparc en 1874, han proporcionado vestigios humanos, sugiriendo la presencia de dos sepulturas individuales fuertemente modificadas de adultos. Esas dos sepulturas pertenecerían a una fase reciente del Magdaleniense.
Las dataciones directas por radiocarbono del esqueleto del niño de la Madeleine en Dordoña y de los adultos de Obercassel en Alemania, indican que esas sepulturas, anteriormente atribuidas al Magdaleniense medio, pertenecen en realidad a una fase muy tardía del Magdaleniense, en realidad al aziliense o Laboriense (La Madeleine) y a una fase muy tardía del Magdaleniense (Obercassel). Cabe destacar que tres individuos estaban acostados bocarriba. El niño estaba decorado por centenares de dentales y se había añadido ocre.
El reducido número de sepulturas magdalenienses descubiertas sugiere que en esa cultura, la inhumación no se practicaba con frecuencia; otras prácticas poco propicias a la conservación de vestigios debían existir. No obstante nos es imposible determinar cuáles fueron las razones para inhumar a algunos individuos y otros no.