El abrigo se encuentra orientado hacia al sur. Se trata de una pequeña cavidad semicircular cavada al pie del acantilado.

El abrigo se despliega sobre 12 metros, tiene una altura máxima 4,10 metros y una profundidad de 7,50 metros. La cresta del acantilado se ubica a 5 metros por encima del techo. Una terraza, prolongada por un talud, se extiende sobre algunos metros por delante del abrigo. El refugio, que hoy en día domina de sólo unos cuantos metros el curso de agua, ocupaba una posición más alta durante el Paleolítico.

Crono-estratigrafía

Si bien las estratigrafías de Pierre David y Denise de Sonneville-Bordes, por un lado, y las de Jean-Marc Bouvier y André Debénath, por el otro, revelaron un número diferente de capas arqueológicas, los estudios actuales permiten de distinguir dos fases de ocupación del yacimiento. La primera remonta probablemente al Magdaleniense medio y la secunda al Magdaleniense medio y superior.  Les estudios en curso con respecto del mobiliario arqueológico permitirán sin lugar a dudas de afinar  las atribuciones crono-culturales.

Contexto arqueológico

El sitio, cuyo abrigo y talud fueron testigos de una importante ocupación paleolítica, abarca un material arqueológico importante y diverso. El Magdaleniense medio y superior están documentados por la presencia de conjuntos característicos de esos periodos (industria lítica y ósea, colgantes). El dispositivo parietal, cubierto parcialmente por niveles conteniendo índices de Magdaleniense superior, tiene que ser vinculado con la primeras ocupaciones pertenecientes al Magdaleniense medio.