La economía de subsistencia de los magdalenienses está basada en la caza y cosecha. Los grandes herbívoros constituyen el elemento principal de la caza. Es así como, según el biotopo, encontramos obviamente al reno, pero también al ciervo, al caballo, al bisonte y al antílope saiga. En terreno montañoso, observamos que la cabra fue cazada también. La caza de esos animales se hace por medio de azagaya, tiradas con propulsores. Perfectamente adaptadas a los espacios abiertos, esta arma arrojadiza permite lanzar con mayor velocidad, potencia y precisión. Queda todavía hipotética la utilización del arco durante ese periodo. La captura es posible pero todavía no es garantizada formalmente.

Hace 13 000 años, la pesca conoció un desarrollo sin precedente gracias a la invención de una arma particular, el arpón. Probablemente secado, salado o ahumado, el pescado podría haber constituido un excelente complemento alimenticio. La pesca es principalmente fluvial (salmón y trucha principalmente). Sin embargo en los sitios costeros, los recursos marinos (moluscos, crustáceos, peses) fueron abundantemente consumidos.

Es casi imposible demostrar la existencia de cosecha para esos periodos pues esos alimentos no dejan rastros. Podemos avanzar que esas poblaciones recurrían a la recolección de bulbos, tubérculos, raíces, frutos salvajes y hongos puesto que el régimen alimentario humano no puede limitarse al aporte proteínico y lipídico de la carne y del pescado.