Los escultores magdalenienses respetaron las proporciones y los detalles anatómicos y tradujeron sus conocimientos del mundo animal. Numerosos son los detalles figurados (por ej. los cuernos, los ojos, la lengua) que buscan caracterizar al animal y hacer más realistas los sujetos figurados.

En el Roc-aux-Sorciers por ejemplo, una cabra macho ha sido figurado tirando la lengua, los ojos de los caballos y de las cabras son muy precisos, y se pueden diferenciar claramente el parpado y la carúncula. Se puede observar también claramente los detalles anatómicos de las patas de los bisontes y de las cabras: tendones, músculos, articulaciones y hasta las pezuñas bisulcas (cuyos dos dedos están separados) así como los detalles de las partes blandas situadas en la base de la pezuña llamada suela.

En la Chaire-à-Calvin, el ojo del caballo ha sido tratado de la misma manera que en el Roc-aux-Sorciers.

En el Cap-Blanc, los detalles son menos precisos puesto que el artista se ha focalizado más específicamente sobre los volúmenes de los contornos.