Las primeras evidencias de escultura parietal monumental aparecen durante el Soutrense. Sin embargo la mayoría de ellas se encuentran durante el Magdaleniense: Roc-aux-Sorciers, Cap Blanc, Reverdit, Chaire-à-Calvin… Dos sitios ilustran a cabalidad este origen.

Laussel

El gran abrigo de Laussel, en la comuna de Marquay (Dordoña), se abre hacia el valle de la Grande-Beune, a un centenar de metros río arriba del abrigo del Cap-Blanc.

Excavado por Gaston Lalanne a partir de 1908, el yacimiento conserva la más larga secuencia estratigráfica del Perigord, con ocupaciones pertenecientes a todas las culturas del Paleolítico superior (aproximadamente 25 milenios).

En 1910, cinco esculturas parietales sobre bloques derrumbados fueron descubiertas: la “Venus al cuerno”, “Carte à jouer”, la “Venus de Berlin” (perdida), la “Venus de cabeza cuadricula”, el “cazador”. Esas esculturas están atribuidas a la época gravetiense  (alrededor de 25 000 años).

Esas esculturas fueron troceadas de los bloques derrumbados para garantizar su conservación. La “Venus al cuerno” está actualmente exhibida en el museo de Aquitana.

Roc de Sers

El sitio prehistórico del Roc, localizado en la comuna de Sers (Charente), comúnmente denominado Roc de Sers, consta del friso esculpido más antiguo conocido hasta la fecha. Excavaciones arqueológicas fueron realizadas a principios del siglo XX. Las más importantes de ellas fueron realizadas por el Dr. Léon Henri-Martin, entre 1909 y 1929. El sitio contiene varios abrigos naturales y miles de útiles de sílex, específicos del Solutrense superior (puntas de cara plana, hojas de laurel) así como plaquetas de caliza con grabados de animales. Una datación de 19 230 + 300 años BP (Before Present) hecha sobre un hueso quemado confirma la pertenecía de este sitio a esa cultura.

El interés principal del sitio consiste en una serie de bloques de caliza que constituían un friso parietal esculpido de una decena de metros de largo. Las piezas originales, que pesan varios centenares de kilogramos, están conservadas en el Museo de Arqueología Nacional. En 1951, el descubrimiento de esculturas todavía preservadas en la pared corroboró esta hipótesis.