A penas descubiertas y excavadas, las paredes decoradas de los abrigos esculpidos se encuentran sujetas a las acciones de agentes naturales físico-químicos  y/o biológicos así como también a las acciones humanas malintencionadas.

El sitio de la Chaire-à-Calvin (propiedad del departamento de la Charente) está protegido por un cerco Lippi (fig. 1) mientras que los abrigos del Cap-Blanc (propiedad del Estado, gestionado por el Centro de Monumentos Nacionales), Reverdit (propiedad privada) y el Roc-aux-Sorciers (propiedad del Estado) están protegidos por un techo y/o un muro (fig. 2). Además de la protección física en contra de eventuales actos de vandalismo, el techo permite atenuar las variaciones térmicas, proteger la pared contra la luz del sol y las escorrentías del agua que pueden alterar la superficie de las paredes decoradas.

La presencia de los propietarios (Reverdit), de los guías (Cap Blanc), o de personas responsables (Roc-aux-Sorciers, Chaire-à-Calvin) permite, por un lado, controlar y acompañar a los visitantes y, por otro lado, velar de manera sistemática por el estado de conservación de las paredes.  En efecto, la inspección visual permite detectar las variaciones ocurridas en las paredes como por ejemplo en el caso de una eventual aparición  o desaparición de minerales biológicos. Un mantenimiento regular puede ser también realizado por el personal a cargo de la gestión del sitio.

Muy a menudo, se hace necesario implementar medidas de vigilancia más sistemáticas. Los seguimientos climáticos y biológicos informan respecto de la estabilidad del sitio, particularmente si está abierto al público: aumento de la temperatura, variación de la humedad relativa (fig. 3) o variación de la contaminación biológica interna. Esos parámetros permiten determinar las acciones que hay que llevar a cabo: el tipo de tratamiento que hay que realizar (Reverdit), las obras que se hace necesario emprender (Chaire-à-Calvin). La vigilancia de los alrededores del sitio es también indispensable (agricultura, urbanismo, caminos…) puesto que esos abrigos son lugares abiertos en relación permanente con el contexto kárstico y el paisaje (flujo de agua, fracturaciones, vegetación…).

Finalmente, los trabajos de ordenación del territorio y los programas vinculados a proyectos de valorización o restauración tienen que obedecer a un reglamento operativo con normas estrictas que toman en cuenta:

  •  La naturaleza de los materiales utilizados para garantizar su inocuidad.
  • La manera como los trabajos serán realizados y el control dl impacto de las obras realizadas.

Si bien algunos años atrás se realizaban moldeados de los sitios en el marco de los proyectos de valorización (Roc-aux-Sorciers), hoy en día, las técnicas de registro numérico de la topografía en tres dimensiones permiten evitar el impacto directo sobre las paredes (Chaire-à-Calvin).