Hace unos 36 000 años, durante el período glaciar, el paisaje constituía un mosaico de estepas y tundras. Estas grandes extensiones frías y secas son favorables a la existencia de grandes rebaños de herbívoros como el reno, el bisonte, el caballo, el íbice o el mamut lanudo. También encontramos rinocerontes lanudos y megalocerosgrandes ciervos del tamaño del alce actual, con unas astas que podían llegar a los 5,5 metros de envergadura. 

Una fauna diversa

Este hábitat está poblado también por carnívoros: zorro (común y polar), glotón, lobo, pantera, león, hiena y oso de las cavernas l resto de la fauna está compuesto igualmente, claro está, por roedores, entre los que encontramos la marmota o el lemming, aves, entre las que distinguimos el búho nival, el urogallo, el lagópodo o la chova piquigualda, sin olvidar los peces, reptiles y anfibios. Hay que subrayar que algunas especies han desaparecido, como el mamut, el rinoceronte lanudo, el megaloceros, el oso, el león o la hiena de las cavernas. Con el calentamiento climático, otros animales (el reno, el buey almizclero, el zorro polar o el glotón) emigraron hacia regiones mejor adaptadas a su modo de vida como el Gran Norte.

Una fauna interpretada 

El bestiario presente en las pinturas y grabados de la cueva Chauvet es una muestra de esta variedad. Sin embargo, no se trata de un arte naturalista que intenta plasmar el entorno cotidiano, sino de representaciones de animales simbólicos, inspirados en la realidad a través de un prisma cultural suscitado por la sociedad. La cantidad de figuras de felinos, mamuts y rinocerontes que dominan en Chauvet es típica del Auriñaciense. En otras culturas los animales más frecuentes suelen ser el bisonte, como en el Gravetiense, la pareja caballo/bisonte, o el reno durante el Magdaleniense.

 

Socios y autores