La cueva Chauvet, desde el día de su descubrimiento, el 18 de diciembre de 1994, ha tenido una protección ejemplar. Inicialmente se produjeron dos acontecimientos: por una parte se realizó un peritaje por cuenta de Jean Clottes, consejero científico del Ministerio de Cultura que abordó la cuestión de manera sensata y objetiva; y por otra parte, el enfoque de la Administración supo adoptar lo que el eminente profesor de prehistoria preconizaba, sabiendo traducirla en actos jurídicos eficaces. La rápida concienciación del carácter excepcional de la cueva y la rápida puesta en marcha de medidas administrativas para preservarla se acoplaron en un tiempo récord. Dicha coordinación, que más tarde incluyó un programa de investigación científica basado en el respeto de la integridad de la cueva Chauvet, es la base de la singularidad de su conservación.

Conservación

El Estado puso en marcha el arsenal legislativo francés, que es uno de los más eficaces del mundo en cuestión de bienes culturales. La ley de 1930 sobre los lugares y la de los monumentos históricos de 1913 sirvieron de primer zócalo preventivo. La cueva fue declarada monumento nacional el 13 de octubre de 1995. La protección catastral era también un elemento fundamental. Se decidió que la cueva no sería abierta al público y que se preservaría.

Al mismo tiempo, se pusieron en marcha los medios científicos y técnicos que mantuvieran el yacimiento con la mayor autenticidad y en las condiciones de equilibrio que precedieron a su descubrimiento. Estudiar esta cueva implicaba igualmente custodiarla y se tenía que organizar respetando su preservación.

Se instalaron pasarelas que seguían los primeros pasos de los descubridores para normalizar los desplazamientos y permitir una armonización del frágil equilibrio interno y que reuniera las condiciones de este proyecto de conservación. Los accesos exteriores fueron igualmente acondicionados.

Para garantizar el cuidado del yacimiento y su protección, el Estado, creó una “conservación de la cueva Chauvet – Pont d’Arc” con un director de patrimonio al frente. Este dispositivo sólo existía en Lascaux. 

Investigación y conservación 

El Estado, consciente de su deber, financió desde 1998 un equipo pluridisciplinar que estudia la cueva respetando su conservación: en la cueva sólo se anda por las pasarelas, las estancias son siempre cortas y de pocas personas, no hay catas de gran envergadura, y estas se limitan a un número reducido y a pocos sondeos y a recogidas de muestras bien determinadas.

Socios y autores