Las grandes composiciones constituyen una de las particularidades de la cueva. Desde la escena de las Manos en positivo, las figuras rojas se agrupan según afinidades temáticas, hasta el friso de los cuatro rinocerontes que van en fila en una estrecha cornisa. A la derecha de la escena, unos felinos parecen acorralar a los hervíboros (caballos, mamuts y sobre todo rinocerontes).

Otra caza, mucho más espectacular, se puede ver en la escena de los Leones de la sala del Fondo. Allí, los leones negros grabados en postura dinámica persiguen con la mirada fija a una manada de bisontes que huye hacia la izquierda. La composición pictórica está al servicio del relato: la mirada de las fieras guía la del espectador de la caza hacia la presa; los bisontes se empujan hacia la izquierda, girando hacia el centro de la sala. Sus cabezas vistas de frente se alinean verticalmente a lo largo del límite de la escena.

En el sector de los Caballos, las composiciones de pinturas negras se centran en el conflicto entre felinos y hervíboros, como en la cámara de los Leones, donde unos caballos intentan huir de una pareja de felinos. En la escena de los Caballos la caza no es el tema central. El estudio de las superposiciones de figuras muestra una sucesión de las especies representadas: primero los rinocerontes, luego los uros y, finalmente, los cuatro caballos situados en el centro de la escena, en un espacio que se les había reservado.

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