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Las excavaciones llevadas a cabo en las cuevas ornadas ponen de manifiesto que su ocupación por los hombres del Paleolítico era temporal y vinculada a actividades esencialmente relacionadas con el arte sobre pared. Estos santuarios raramente sirvieron de hábitat; sólo los primeros metros del vestíbulo de entrada, iluminados aún por la luz diurna, pudieron eventualmente cumplir esta función. Esta segregación de los espacios explica el carácter un tanto atípico del material arqueológico encontrado al pie de las paredes con relación al recogido en el exterior, más tradicional. Existe una verdadera especificidad del material hallado en las cuevas ornadas. Si los materiales identificados son muy variados (sílex, madera, hueso), las proporciones y la ejecución de los productos cambian radicalmente.
Numerosas son las herramientas en sílex que subsisten en Lascaux: láminas, laminillas de dorso y lascas. Se han encontrado más de 350 piezas, algunas de las cuales tienen huellas de uso específicas que evocan actividades relativas al grabado. Más enigmática es la presencia de la industria ósea, sobre todo de las azagayas, decoradas o no, de las cuales una mide cerca de 45 cm de largo, dimensiones un tanto inusuales. Finalmente, cabe señalar la presencia de varias conchas, de las cuales algunas, agujereadas, debieron utilizarse como objetos de ornamento, y de una cantidad relativamente importante de restos óseos de reno, así como elementos de cuernos caídos.