Desde el Neolítico, gran parte de la alimentación se basa en los productos procedentes de la agricultura. En Lattara, como en otros lugares del sur de Francia, las tierras que rodean la ciudad han sido utilizadas para la producción de cereales, frutos y verduras. 

Los cultivos cerealistas representan la mayor inversión de los Lattarenses. La cebada vestida y el trigo común/duro predominan, seguidos por el trigo almidonero y los mijos, sobre todo después del año 450 antes de nuestra era ; la avena cultivada, en cambio, no ha podido ser identificada con certeza. Las leguminosas están bien representadas : lentejas, guisantes, habas, almortas y, en menor medida, garbanzos constituyen un complemento nada despreciable ; yeros, vezas o arvejas y alfalfa son también cultivados para la alimentación del ganado. Las áreas de batida estaban situadas probablemente al exterior de la ciudad, cerca de los campos de cultivo.Las uvas son conocidas, y cultivadas. Sin embargo, la viticultura, documentada desde el siglo V antes de nuestra era, no conocerá un desarrollo fuerte hasta el siglo III a. n. e. : hecho atestiguado por las trazas de plantación de vides excavadas en el yacimiento de Port Ariane. 

La fruticultura también está documentada : además de las uvas, se han hallado a su vez aceitunas e higos. Las aceitunas sirven especialmente para la elaboración de aceite, aunque esta producción a gran escala, a diferencia de la del vino, no puede ser probada en Lattara. Durante los periodos recientes, se documentan también huesos y cáscaras de nueces, avellanas, piñones, cerezas, ciruelas, endrinas, melocotones. 

El almacenaje de los distintos productos agrícolas se efectuaba en el interior de las unidades domésticas, dentro de urnas o de doliums.