Recomendaciones para los «aprendices» que a los que les gustaría aventurarse en la talla del sílex...

En primer lugar, recordaré lo que me dijo Jacques Tixier en mi primera visita a su laboratorio en el IPH (Institut de Paléontologie Humaine, en París) en 1972: «No saquees los yacimientos de materias primas, no los contamines dejando residuos de talla (ni siquiera de desbastado) porque cogerán pátina rápidamente y podrían confundirse con vestigios arqueológicos» (ya ha ocurrido...).

Pero también: «Debes elegir. Si tienes un verdadero interés científico, si estás dispuesto a hacer el esfuerzo de estudiar y escribir, te daré algunos consejos. Si sólo quieres divertirte o, peor aún, copiar por copiar objetos e incluso revenderlas, no eres de los nuestros» (los prehistoriadores).

Dejo aquí un breve texto que escribí hace algún tiempo para los participantes de los talleres de iniciación a la tecnología lítica que he (co)organizado en los últimos años, destinados exclusivamente a la formación de estudiantes y doctorandos en Prehistoria, realmente dedicados al estudio de las colecciones líticas.

Estimados compañeros arqueólogos, Estimados amigos estudiantes:

A los organizadores de este taller nos gustaría proponeros una especie de «contrato moral» sobre la acción didáctica, tan particular que hemos compartido durante este curso: la práctica de la talla de rocas duras «a la manera prehistórica».

Por tanto:

Estamos de acuerdo en que planteamos la práctica de la talla con fines científicos, es decir, al servicio del avance de los conocimientos arqueológicos, ya sea a largo plazo (aprendizaje) o mediante la realización de pruebas experimentales (en ese caso, documentadas y cotejadas con material arqueológico, y referenciadas en nuestras publicaciones).

También acordamos respetar al máximo los yacimientos de materia prima que se puede tallar de los que nos abastecemos para esta práctica:

- extracciones limitadas y justificadas;

- toma de muestras documentadas para las litotecas regionales y nacionales, indicaciones a los colegas que trabajan sobre los aspectos de identificación de la materia prima lítica;

- evitar todo abandono de restos de talla en los yacimientos, y más generalmente en plena naturaleza, siendo conscientes del riesgo de confusión con el material arqueológico (los restos de talla derivados de nuestras pruebas y ensayos deben depositarse en centros de clasificación, entre los residuos de materiales de construcción, y mezclados de manera segura con fragmentos de vidrio).

Por la misma razón del riesgo de confusión, dentro de 10 o 100 años, con el material arqueológico, es aconsejable no distribuir réplicas de piezas arqueológicas o restos de talla: ni durante las demostraciones ante un público escolar o familiar, ni para regalos personales.

La experiencia demuestra que la práctica de la talla como «amateur», sin ningún objetivo científico o educativo, puede tener efectos perjudiciales, como ya ha ocurrido por desgracia en varias regiones de Francia y en los Estados Unidos: saqueo y contaminación de los yacimientos de materias primas, venta e intercambio de «copias» que hacen creer que el material arqueológico tiene valor comercial, fabricación y venta fraudulenta de falsificaciones ya encontradas en colecciones arqueológicas de aficionados, etc.

Por tanto, hay que evitar el «proselitismo», es decir, animar a no arqueólogos a intentar «tallar sílex», como si se tratara de una actividad artesanal ordinaria (como la fabricación de joyas, por ejemplo), que puede practicarse «por placer» o con fines de lucro.

Esto implica limitar las demostraciones a un ámbito universitario, para los compañeros arqueólogos y estudiantes de arqueología, o a actividades pedagógicas en un contexto adecuado (museo, exposición, etc.) y acompañadas de explicaciones metodológicas y problemáticas (por qué algunos arqueólogos están aprendiendo o han aprendido a tallar, cómo esto puede servir para un mejor conocimiento de la Prehistoria, etc.). La experiencia ha demostrado que cuando una demostración no se presenta como una actuación o diversión, sino como una ilustración de un discurso científico y un método de Arqueología, pierde gran parte de su poder incitador (además de adquirir su verdadero valor).

Por todo lo cual, hemos observado que la práctica moderna de talla de roca dura puede utilizarse en diferentes grados y procedimientos en la arqueología:

- una mejor «lectura tecnológica» del material arqueológico (para la identificación del estado técnico de las herramientas y de los núcleos líticos, para la clasificación «tecnoeconómica» de los restos, elaboración del esquema diacrítico, observación de la pieza para el dibujo, etc.);

- reconocimiento de las técnicas de talla en el material arqueológico, en comparación con un marco de referencia experimental amplio y bien clasificado (en cambio, los métodos de talla se leen directamente sobre el material arqueológico, con o sin remontajes);

- establecimiento de datos experimentales cuantitativos (cantidades de productos y desechos, horas de trabajo), mediante la correcta reproducción de las cadenas operativas arqueológicas, una vez las técnicas, métodos y materiales utilizados hayan sido claramente identificados y respetados;

- pruebas para estudios espaciales, para la interpretación comparativa de «estructuras» como pilas de talla in situ, cúmulos de restos, etc.;

- una cuestión mucho más delicada es la evaluación de los grados de saber hacer (know how) técnicos y la detección de conocimientos específicos de ciertas producciones arqueológicas, para la que pueden ser útiles las pruebas experimentales (problemas de la hominización, del aprendizaje, de los grados de especialización técnica).

Estos, estimados colegas y amigos estudiantes, son los principios que hemos querido respetar durante este taller, y que os propongo que implementéis a su vez en vuestra práctica.

Saludos cordiales,

Dr. Jacques Pelegrin,
director de investigación en el CNRS
UMR 8068 TEMPS
MSH mondes
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Francia