Cada célula animal contiene un núcleo y varios centenares de mitocondrias. El genoma mitocondrial, transmitido por la madre, se encuentra por lo tanto presente en varias centenas de ejemplares por célula. Debido a su abundancia, a su pequeña dimensión (17 000 nucleótidos) y a su rápida evolución, el genoma mitocondrial resulta particularmente apropiado para el estudio del ADN de los fósiles y para posicionarlos en el árbol de la vida.